Esta semana ha sido corta y larga a la vez, pero sobre todo desaprendiendo y aprendiendo y ¡qué difícil es!. Las concepciones que
tenemos nos marcan de una manera increíble y aunque no somos conscientes nos
hace ser a veces prepotentes e ir de listillos y sobre todo de padecer la
enfermedad de la “titulitis”.
“Cuando una cree tener todas las respuestas, viene la vida y te cambia
todas las preguntas” y eso es
lo que pasa cuando revisas y reflexionas tu práctica diaria. Comienzas a
cuestionarte todo y la Metodología
utilizada te parece inadecuada. Es como si de repente, tuvieras que
partir de cero y es lo que nos proponen con este Método, que nos olvidemos de
todo lo que hacíamos para dejarnos sorprender y aprender descubriendo y con
nuestro cuerpo, como hacen todos los días los niños y niñas del Montessori de
Ocotal del barrio “Nuevo Amanecer"r”. Desde hace 4 años están Yolanda Guevara, junto con 4 Guías más impartiendo esta forma de educar en libertad, pero totalmente organizada y estructurada.
La verdad es que nunca imaginé que la Metodología de Montessori fuera un estilo de vida y que realmente fuera tan práctica, y es que a veces lo más simple y sencillo es lo que mejor funciona.
Hemos trabajado y ejercitado algunas de las presentaciones y ejercicios que venían en el libro con algunos niños y niñas y efectivamente llama la atención con que naturalidad llevan a cabo sus rutinas y sobre todo como esto les hace trabajar en silencio y cada niño y niña en función de sus intereses y preferencias, lo que se trata es que despierten el gusto por aprender, claro que hay algunas cosas que yo creo que se podrían modificar, ya que esta Metodología se aplicó a finales del siglo XIX y las cosas han cambiado bastante desde entonces, es decir todos los avances y tecnologías nuevas se podrían introducir, aunque todavía no sé muy bien como.
Lo que más me ilusiona de todo ello es que como me acompaña una profe de preescolar (Teresita) las dos nos hemos contagiado y como niñas queremos empezar a elaborar materiales y hacer alguna prueba con los niños y niñas aplicando ejercicios sencillos como el del “Silencio” que nos servirían para que estuvieran más atentos y concentrados en sus tareas.
Decididamente nos quedan muchas cosas por DESAPRENDER PARA APRENDER
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