lunes, 17 de noviembre de 2014

COSIGÜINA

¡Que bonito suena su nombre!. Otro volcán para la colección y ya van 4:

-           El Cerro Negro  qué está en mi querido Lechecuagos
-           El Madera hasta la mitad  y el Concepción ( completo), ambos en isla de Ometepe    
-          El Masaya cerca de Managua

Y esta semana pasada el Cosigüina...cerca de Chinandega. No es precisamente alto, tan solo 872 metros, pero creo que estaba un poco desentrenada y me costó la subida ¡jaja!


Así se veía desde lejos cuando íbamos en el coche de Ruth camino de Potosí

Cartel a la entrada del camino

Llevaba tiempo queriendo ir, pero la verdad es que se me habían ido las oportunidades… hasta que ¡por fin! llegó el día. El grupo éramos de lo más variopinto pues por un lado estaba Diana (cooperante suiza),  que curiosamente conocí en casa de Ramin (mi compañero en los Leche). Igualmente en el grupo estaba Ruth  (cooperante española) que también conocí el año pasado en casa de Ramin. Y Por último Esther que venía con dos hijas (el hijo no pudo acompañarnos). Esta última la conocí también por Ramin que me dio su teléfono para que me diera un masaje cuando llegué de España, pues la contractura me seguía molestando. Jaja! ahora me doy cuenta que ha sido Ramin el que nos ha ido conectando, para finalmente coincidir todas en esta ascensión. ¡Gracias Ramin!

Empezamos a subir  un poco tarde y con calor, pero el camino estaba lleno de árboles y esto nos ayudó para poder hacerlo,  con pequeño descansos que nos permitian reponer fuerzas y sobre todo líquido ¡menuda sudada! 

Había muchos ejemplares y según nos indicó el guía era un bosque mucho más grande antes, ya que en los últimos años habían despalado bastante. Es este un bosque primario de secano y que tenía ejemplares hasta de más de 500 años. Este por ejemplo es un matapalo, del que sólo pude sacar la parte de abajo. ¡era inmenso!.

Este madroño (que no es como el madrileño) se nos presentó así de repente en mitad del camino. Estaba ya piniéndose blanco toda la copa y era impresionante, no pude sacarlo completo, pero creo que se puede 

Cristian que era el monitor-guía que nos acompañaba (amigo de Ruth), fue de gran ayuda, ya que como conocía muy bien el camino,  nos aconsejó que alquiláramos un caballo, aunque al principio nos resistíamos. Era evidente que subir con todo el mochilón,  los 4 litros de agua, más un poco de comida que nos repartimos, además de las tiendas, era un peso excesivo, ya que el recorrido era de unas 4 horas. Tuvimos la suerte de encontrar,  después del primer tramo,  una casa donde pudimos contratar los servicios de  “Fabiola” la yegua que nos liberó de parte de la carga y que alivió considerablemente nuestra ascensión. Hubo un punto, ya cerca de donde pensábamos acampar que el animal no pudo pasar, pues con los fuertes vientos que habían tenido en la zona las últimas semanas, nos encontramos con bastantes árboles caídos que iban cortando el paso o sendero que estaba marcado para llegar al volcán.


Llegamos hacía las 5 y cuarto de la tarde, así que tiramos nuestras mochilas al suelo y rápidamente nos dispusimos a subir los 500 metros que quedaban para poder ver,  antes de que definitivamente se nos fuera la luz, el cráter con su laguna del Cosigüina y las islas de El Salvador y Honduras que se podían apreciar o más bien intuir,  como en una nebulosa por la luz del atardecer. Al frente como una majestuosa pirámide se alzaba el volcán S. Cristóbal. 

La verdad es que cuando se llega a una cumbre, y sobre todo después del gran esfuerzo que hicimos, se siente una gran satisfacción. Bajamos para cenar y acostarnos temprano pues no queríamos perdernos el amanecer y ver los primeros rayos del sol reflejados en las camaroneras. 
 

No nos defraudó la mañana y a las 5 y cuarto ya estábamos subiendo de nuevo al Cosigüina para dejarnos acariciar por el frescor de las primeras horas y sentir en todo su esplendor la salida del sol. ¡qué magia produce! ¿cuántas veces lo habré visto asomar, salir en el horizonte como de un escondite? Y sin embargo siempre me sorprende, me emociona, me siento feliz y me quedo embelesada, mirando y haciendo miles de fotos, intentando retener ese momento para podérmelo llevar, pero claro ¡es imposible!.

Allí en el cráter del  Cosigüina nos empezó Critian a contar la historia de cómo se formó y que la historia cuenta que tenía en un principio 4.000 metros de altura…
"El Cosigüina es un volcán dormido al oeste de Nicaragua, en el municipio de El Viejodepartamento de Chinandega. El límite norte del volcán Cosigüina es el Golfo de Fonseca. En su interior se encuentra una laguna cratérica que cubre 1,5 km².
Este volcán protagonizó la erupción más violenta en la historia reciente de Nicaragua, el 22 de enero de 1835. Una gran parte del cráter explotó y volaron trozos que formaron islotes en el Golfo de Fonseca. Las cenizas alcanzaron una distancia de hasta 1400 kilómetros y llegaron hasta Jamaica y la ciudad de México. Las cenizas podían bloquear la luz del sol en un radio de 150 kilómetros. Sufrió otra explosión de cráter central en 1859.
El lingüista Daniel Garrison Brinton, a finales del siglo XIX logró establecer que Cosigüina, es una palabra cuyo significado se desconoce, pero que puede proceder de alguna de las lenguas Lenmichíes, ya sea del idioma Lenca o ya sea del idioma Matagalpa.

Bajamos después de habernos tomado unas galletas y unos jugos para recoger el campamento e iniciar el descenso para no llegar muy tarde a León.  El camino de bajada  ya se hizo menos pesado, no solo por la hora que era más fresquita, sino también porque nos habíamos liberado de unos 4 kilos de peso cada una.¡jaja! ¡qué maravilla! Me parecía estar flotando.

Algunas de las fotos que fuí tomando en la subida y bajada al volcán

Diana (cooperante suiza)


Diana y Ruth
El matapalo

Ceiba
frijoles




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