“Caminante se hace camino al andar”,
pues no, esta semana el camino
ha sido hacer ralys por los sectores.
El lunes comenzaba con la visita a la Escuela de Educación Inicial de Santa
Ana. No me imaginaba como estaba el camino, aquello eral un lodazal completo.
Además había que irse bajando de la moto y atravesar alguna huerta para salir
donde me esperaba Eduardo, el trabajador del Ner que habían puesto de “ chófer”
para que me pudiera desplazar durante toda esta semana a realizar las distintas
actividades programadas.
El martes ida en “carro” y después en interlocal (furgoneta de 17 plazas) a
Somotillo para seguir trabajando
por la mejora educativa. A la vuelta
cuando veníamos me ofreció el hijo de la familia donde vivo llevarme en moto y
aunque el cielo prometía agua a raudales, yo toda “fachenta”, es decir como
presumida y fardando de que a mí me llevaban me monté
en la moto. Y claro el cielo prometía y cumplió en tan sólo un kilómetro
tuvimos que refugiarnos en la casa de un conocido. Allí estuvimos más de tres
cuartos de hora y en vista de que la situación
no mejoraba e incluso podría empeorar, decidimos montarnos de nuevo en
la moto y empañarnos ¡eso sí! El ordenador iba protegido entre los dos ¡ no puedo quedarme sin esta herramienta que
me permite, además de trabajar, tener a toda mi gente querida cerca!.

Viernes por la mañana sin moto, ya que iba a realizar la planificación y
programación en el NER con las profes de preescolar para el mes de
noviembre. A mitad de la jornada
vinieron a darnos una charla porque se están produciendo algunos casos de
Dengue y por otro lado estábamos en alerta roja por el cólera, que ya estaba afectando a nuestros vecinos en
Honduras, así que nos apuntamos ciertas medidas preventivas y sobre todo tener
mucho control con los niños y niñas que a veces no tienen mucho cuidado en el
lavado de las manos. Tomamos buena nota y estuvimos hablando sobre hacer una
campaña de seguimiento en las escuelas.
A mitad de la mañana, de nuevo moto para coger el autobús hacia Managua
¡Eureka por fin autobús nuevo! ¡ja, ja! bueno no nuevo pero pintadito todo de blanco, ya se le ha puesto varios nombres “el
palomo”, “leche agria”… lo normal en estos
casos.
FINDE COMPLETO:
Para completar la tarde al final me apunté a una excursión a Masaya con
Pablo, el voluntario que vino conmigo a Managua. Hacia más de dos meses que no
nos veíamos y fue un placer pasear con él y con las 21 personas que se
apuntaron en el microbús que nos llevó a celebrar los Aguisotes (fiesta
tradicional mitos y leyendas de
Nicaragua). Aunque parece que últimamente se está
convirtiendo en un Holowen americano y sino ¡fijaros en la foto que saqué a uno de los participantes!. La mayorìa iban disfrazados de bruja o de zombis o algo parecido. De toda formas nos lo pasamos muy bien, aunque algunos pasaron un poco de miedo, j,e je!. Para terminar la noche nos tomamos una pizza y un helado que me hicieron sentirme como una reina.
PUENTES PARA UNIR MENTES Y AFECTOS
Esta era la frase que se me quedó grabada y que se relaciona mucho con la
Inteligencia emocional de Goleman, cada día me convezco más que sólo desde el
entendimiento con el otro u otra seremos capaces de construir un mundo mejor.
Después a dar una vuelta por el Puerto de
Salvador Allende que lo había visto de lejos cuando estuve celebrando el
aniversario de la Revolución, pero que no había tenido la oportunidad de
visitar. Para rematar la tarde había un barco que daba la vuelta por el lago y
nos montamos (nos acompañó también Vanesa,
una voluntaria española (de Menorca) con la que Pablo comparte casa. Tuvimos
mucha suerte porque nos hizo un día sin tormenta y pudimos ver atardecer y al
regreso disfrutar de todo el puerto iluminado así como de la Catedral y el
Palacio Presidencial, que se podían vislumbrar desde el barco.


Nos
dimos un paseo y después de hacer
algunas fotos a la parte de jardineras y objetos hechos con materiales
reciclados que llamaron mi atención , compramos
algunas frutas y verduras para comer y cenar, ya que como yo tenía las
reuniones con Casa nacional el lunes y martes, decidí quedarme en la casa de Pablo, para evitarme el tener que hacer
otro viaje desde León y por otra parte conocer un poco más Managua.
Por la tarde y después de tomarnos un nacatamal que habíamos comprado en la
Feria nos fuimos a dar una vuelta por el malecón y tomarnos una toñita,
mientras dejamos que las primeras sombras de la noche nos fueran invadiendo desde una terraza bien iluminada del puerto
Salvador Allende.
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